La realidad política de esta
“Venezuela Preciosa” de “Nuestra Venezuela Preciosa” como ya lo he manifestado
en redes sociales, en diferentes escritos y conversaciones, es que a diario se
generan cambios sobre un mismo eje, no se busca alterar los resultados, ni
menos manifestar que no hay acuerdos definidos, sino rectificar en la falla o
debilidad del día anterior y mejorar en el presente, porque de éste depende la
victoria deseada.
Lo cierto es que los cambios
no siempre son bien aceptados, al menos no a primera instancia. A nivel
nacional existe una agenda política y social ya encaminada que todo defensor de
esta patria, aliado y comprometido así sea en lo más mínimo con este proceso
revolucionario debe alinear en su entorno y desempeño.
Las decisiones a última hora
pueden llegar a generar controversia, dudas y hasta negativas, pero no es
momento de divisionismo, de resaltar más que otro u otros u otras en una tarea
afín, es el momento de ver cómo me uno a quien entendió dicho cambio para
asimilar y trabajar en pro de las soluciones.
El Comandante Chávez desde
antes de ser Presidente, demostró que en ocasiones toca actuar con un plan que
probablemente no obtenga los resultados deseados al instante, pero los
resultados de esa “probabilidad” es la que vendría a determinar la magnitud de
una situación, conocer la corresponsabilidad de uno o varios sectores, definir
el patrón adecuado a emplear en próximas acciones y saber con quién se cuenta,
quiénes son los aliados o esas personas que están dispuestas a luchar en
conjunto, aun cuando al final cada quien tome caminos diferentes.
En torno a ello, a juicio
personal los hechos del 4 de Febrero de 1992 tenían esa probabilidad de no
alcanzar los “objetivos planteados”, sin embargo, arrojó como resultado lo que
el mismo Comandante Chávez quería demostrar que un pueblo estaba ya obstinado
de la injerencia imperialista y de las regalías de los recursos del Estado a
través de un gobierno que no buscaba dignificar a su ciudadanía, por el
contrario llevarla al precipicio.
Sin embargo, Hugo Chávez sabía
cómo enfrentar esos hechos y cómo resurgir para avanzar con la mayoría del
pueblo venezolano. Sus ideales han sido transmitidos en sus más cercanos
hombres y mujeres, ministros y ministras, de ahí que hoy en día Nicolás Maduro movilice
una marea roja rojita que lo llevará a la victoria electoral el 14 de abril.
Ante ello, es fundamental
recordar que los cambios están marcados, que todos y todas formamos parte de
ellos, pero no en figura protagónica, ni triunfalista. El líder de Venezuela,
de Latinoamérica, del siglo XXI es Hugo Rafael Chávez Frías, pero nuestra guía
actual, nuestra responsabilidad ante el cambio y avance de la nación es Nicolás
Maduro, en él nuestro Comandante vio todas las capacidades y actitudes para
darle continuidad al programa de la patria, a ese mismo que se presentó por
segunda vez ante el Consejo Nacional electoral.
Aunado a ello, el Comandante
fue más allá; la confianza en Maduro está orientada a la confianza de un pueblo
que le demostró en 14 años ser guerrero y militante, defensor de ideales y “maduro”
lo suficiente para no permitir ni un paso atrás.
Quienes conforman al sector
oposición o quienes no saben en qué proyecto creer se dejan llevar por
comentarios que buscan desestabilizar la conciencia de hombres y mujeres y
llevar al país nuevamente en reversa.
Desde la derecha se oye y se
lee lo siguiente:
-Si no lo lograron en 14 años, menos ahora
-Hay
que buscar otro camino
-Maduro
no es Chávez
-Esta
revolución llegó a su fin
-
El 14 hay que votar por la patria y por los hijos
Cada una de esas
aseveraciones, reafirman la fe de nosotros y nosotras las oficialistas y estoy
segura que muchos están pensando seriamente en votar por Maduro; primero “Si no lo lograron en 14 años, menos ahora” significa
que aceptan que sí se introdujo un proyecto de país, que hubo cambios positivos
(aunque eso no lo quieran ver, de ahí la negativa de querer continuar)
“Hay
que buscar otro camino”, me parece una posición de aquellas
personas que no saben exactamente las riquezas de esta Venezuela hermosa
(aspecto que se ha reiterado una y otra vez por el gobierno nacional a fin de
consolidar nuestra soberanía e independencia) y aunado a ello carecen de sentido,
amor y poder de decisión y caen en la manipulación de la oposición apátrida.
“Maduro no es Chávez” no hay que ser adivino para saber eso, no es Chávez,
pero sí posee el empeño, conocimiento, destreza y coraje muy particular para
guiar a la nación.
“Esta revolución llegó a su fin”, entonces sí se asimila que vivimos
14 años de revolución, cuando en ocasiones se preguntaron irónicamente ¿cuál
revolución?. Eso quiere decir que sí se hizo sentir el proceso revolucionario,
que sí caló en el pueblo y que no está llegando a su fin, sino que más bien
toma auge.
“El 14 hay que votar por la patria y por los hijos”, todos vamos a votar
por la patria, por los hijos, por el cambio y por la construcción y
consolidación del socialismo y por supuesto para elegir a Nicolás Maduro,
Presidente Constitucional, por ser venezolano, leal, compatriota y por no ser Chávez
si es eso lo que a muchos le molestaba de esta Venezuela preciosa.
¡Lo
cierto es que físicamente Chávez está ausente, pero su legado vigente! y las
masas al inicio de la campaña presidencial este 2 de abril de 2013 así lo
demuestran, la gente quiere continuar las misiones, quiere fortalecerlas aún más,
no que desaparezcan.
El
venezolano va a votar para hacer realidad la Patria Grande de Bolívar, esa
Patria que Rescató Hugo Chávez Frías.
Deery Martínez M.
Periodista CNP: 15.258
Puerto La Cruz-Anzoátegui
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